En: Opinión
Podría comenzar el resumen de noticias disculpándome y explicando por qué desde hace meses no escribo, pero ya lo he hecho varias veces y las razones suelen ser las mismas.
Finalmente «todo sucede por algo» y siento que debo agradecerle a Don «algo» por darme una perspectiva más nítida del futuro aprendiendo de las cagadotas que cometí este año, y reconociendo algunas cosas que la mayoría de personas busca ignorar a toda costa. Pero como es un resumen de noticias (no un monólogo de auto superación) les voy a contar cómo ha estado la cosa y hacia dónde está proyectada el año que viene.
Así por encima: Creamos un proyecto de hospedaje y nos asociamos mal, perdimos meses de trabajo y nuestra casa literalmente de un día para otro. De esta experiencia aprendimos muchas cosas fundamentales que nos han servido para mantenernos y continuar desarrollando proyectos de aquí en adelante, solo que con principios y reglas más claras.
De esta experiencia aprendí que perder por ingenuo es necesario, pero entre más crecemos no podemos darnos el lujo de repetirlo. Debo confesar que hasta este incidente conservaba una idea muy «romantica» de los negocios y de crear experiencias de hospedaje sostenible, solo que olvidé que para la mayoría de personas la palabra negocio es más importante. La conclusión de esta experiencia es que seguiremos creando cosas pero nunca, jamás en terreno ajeno y mucho menos en sociedad; el afán por recibir mucho dinero rápido termina aplastando cualquier iniciativa que garantice una economía estable en el largo plazo.
Si nos han leído alguna vez sabrán que construimos y vivimos en una Tiny House por más de cinco años. Después de perder el proyecto este decidimos que era mejor habilitarla e integrarla a nuestro negocio de hospedaje para fin de semana y ahora vivimos en una casa digamos «convencional», en una zona rural cercana.
Por otro lado tenemos Kambu, que inicialmente era un concepto de talleres de supervivencia donde los participantes aprenden un pocotón de habilidades útiles cuando están fuera de la ciudad (acampando, de excursión, etc.) pero por andar haciendo el otro proyecto lo descuidé y perdí el impulso. Esto me hizo pensar que tal vez son más las personas que quieren descansar en medio del bosque que las que quieren aprender, así que hice una serie de adecuaciones al lugar para que sea más cómodo en términos de hospedaje, y que los talleres se manejen como un producto adicional.
Obvio después de tantas situaciones complicadas noté que me estaba convirtiendo en un «comemierda profesional», lo cual tampoco sirve de nada. Después de experimentar esta aplastadora sensación de derrota me tomé un tiempo para darme cuenta de que el fracaso es solo un súbito cambio de dirección en los planes, que exige encarrilarse de nuevo y adaptarse a ese cambio. Seguramente volveré a escribir más seguido y a compartir los proyectos que vamos desarrollando, y sin duda están invitados a tomar tinto en la finca cuando nos visiten.
Ya es hora de volver al ruedo.